1. Leche de hetero

- El origen: Mi mejor amigo me hace lo que mi novia no quiere.
Bueno, pues aquí estoy. Al fin lo he hecho.
Llevaba tiempo planteándome si crear este blog y hoy me he animado. Lo voy a utilizar como vía de escape, para recordar y a la vez explicar mi mayor secreto.
Antes de nada quiero puntualizar dos conceptos que he corroborado durante mis 30 años de vida:


1. Soy hetero.
2. Me gusta que me la chupen.



Seguramente estés pensando "¿Y a quién no?", pero es importante para entender este blog el tener muy claro estas dos premisas porque son la base del porqué de todo.



Me puedes llamar Marc, aunque ese no es mi nombre, y tengo 30 años. Para poder explicar bien esta historia debo ir muy atrás. Pablo es uno de mis amigos de la infancia, a dia de hoy no tengo apenas relación con él pero pasé mi adolescencia jugando a la Play en su casa. Era un chico moreno, delgado y no muy alto; lo que más llamaba la atención de su rostro eran sus gruesos y rosados labios carnosos que le daban un rasgo femenino. Recuerdo que siempre nos metíamos con él diciéndole que tenía boca de chupa pollas y, aunque cruel, era una afirmación totalmente veraz. Debo admitir que yo lo creía firmemente.



Recuerdo una noche que me había quedado a dormir a su casa, nos habíamos pasado toda la tarde jugando al Fifa y ya estábamos acostados para dormir. Siempre nos pasábamos horas hablando de tonterías, él en su cama y yo en una supletoria que salía de debajo de la suya. Esa noche el tema de conversación giró hacia sus labios, Pablo era un chico muy tímido y poco hablador pero aquél día recuerdo que no paraba de sacar el tema. En un momento en concreto me dijo que a veces se los tocaba como una pelota anti-estrés porque estaban muy blanditos. Recuerdo querer comprobarlo y a los pocos segundos los apretaba suavemente entre mis dedos.
 

Fue entonces, al notar como mi polla se endurecía, que supe que no me importaría en absoluto que mi mejor amigo me la chupara. Todos aquellos pensamientos solo hicieron que izar más el mástil así que, amparado por la oscuridad de la noche y por las sábanas, me empecé a sobar la polla mientras comprobaba lo gorditos que eran sus labios.
A él parecía no importarle ya que se dejaba hacer tranquilo, jugueteando con su lengua de vez en cuando. Recuerdo que incluso llegué a cambiar de mano colocando en su boca la misma que había estado sobando mi polla. Fue una noche larga pero sin más anécdotas destacables.  


Pasaron los años y Pablo, por fin, nos dijo lo que ya todos sabíamos, que era gay. Todo el grupo nos alegramos de que por fin se hubiera liberado y dejamos de hacer según que bromas de mierda más típicas de niñatos, que en definitiva es lo que éramos.
Yo por aquél entonces me había echado una novia, Sara, de quien estaba totalmente encoñado, la verdad es que follaba muy bien pero tenía un problema que a la larga resultó insalvable. Le daba asco dar sexo oral.



Desde que tuve instinto sexual, el que me la chupen, ha sido una de las bases del mismo. Desconozco si padezco algún tipo de trastorno sexual o algo por el estilo pero en muy pocas ocasiones consigo correrme si no es mientras me la chupan. Y eso me ha traído más de un problema con algunas de las novias que he tenido.



Volviendo al tema, recuerdo estar una tarde en casa de Pablo jugando al Gta en el sofá de su habitación mientras hablábamos de nuestras cosas. A Pablo siempre se le ha dado muy bien escuchar y aconsejar por lo que al final yo siempre acababa explicándole todo. Aquél día le conté mi problema con Sara ya que estaba bastante preocupado. Él primero me intentaba animar diciendo que le diera tiempo, pero poco a poco empezó a decir que no entendía como podía darle asco hacer eso. Me explicó sus pocas experiencias chupando pollas y lo mucho que él lo disfrutaba. Yo empezaba a estar incómodo, no por la conversación si no porque notaba como mi pene reclamaba cada vez más espacio debajo de mis pantalones cortos.


Seguramente él se dió cuenta y durante unos segundos nos quedamos en un tenso silencio que se rompió con el videojuego pero a los pocos minutos Pablo ya había vuelto a sacar el tema.



Recuerdo tener el corazón a mil porque era evidente que estaba a punto de ofrecerse para chuparme la polla y una parte de mi quería decir que sí.
Y la proposición llegó en forma de " Pero vaya que si algún día estás apurado y Sara no te la quiere chupar yo me ofrezco... Ahora, por ejemplo."
Se volvió a hacer el silencio el cual Pablo no tardó en romper riéndose nerviosamente para hacer ver que estaba de broma. Se puso instantáneamente rojo.
Yo lo miraba mientras notaba crecer mi polla rápidamente, no sabía que decir. Por un lado sí quería aliviar mi erección con la boca de mi amigo pero por otro aún estaba bloqueado por mi mente cerrada.

Instintivamente miré hacia abajo guiando su mirada hacia el enorme bulto que se marcaba en mis pantalones y, con el corazón a mil, me los bajé ligeramente liberando a la bestia que salió como un resorte.

Pablo miró embobado mi polla unos segundos hasta que se decidió alargar su temblorosa mano hasta ella. Yo en aquél momento cerré los ojos para intentar concentrarme en Sara mientras notaba como Pablo acomodaba su cabeza cerca de mi cintura sin soltármela en ningún momento.

Al principio se me hizo muy raro, notaba el calor húmedo de la boca de Pablo en mi glande y me daba placer pero el ser consciente de que era él quien lo estaba haciendo... Algo me decía que eso no estaba bien y no me dejaba disfrutar del todo la experiéncia.

"Cierra los ojos y piensa en Beyoncé" recuerdo que me susurró Pablo al darse cuenta, y lo recuerdo porque me extrañó lo de Beyoncé. Pero le hice caso y cerré los ojos mientras me ponía cómodo en el sofá, a los pocos segundos ya estaba imaginando que era Sara la que estaba dándose un festín con mi polla. Notaba los gordos labios de Pablo abrazar mi pene dándole la bienvenida cada vez más adentro de su cabeza, yo me esforzaba en visualizar como lo haría ella y rápidamente conseguí dejarme llevar. Pablo por su parte se esmeraba en tragar y escupir la máxima longitud de mi polla que le era posible mientras intentaba compensar con su mano el resto.
Hasta con los ojos cerrados se notaba que estaba intentando dar lo mejor de él mismo para darme placer y aquello me ponía aún más cachondo. Recuerdo abrir los ojos de vez en cuando y la imágen de sus carnosos labios cuidando de mi polla ya no me impactaba tantp. Aún así decidí centrarme en la imágen de Sara y al hacerlo le agarré la cabeza instintivamente haciendo que fuera más rápido y profundo.

La verdad es que lo estaba disfrutando de verdad, sería como la cuarta vez que me la chupaban y sabía que estaba cerca de correrme. Me dió hasta un poco de vergüenza no durar más. En un par de ocasiones hice que se atragantara haciéndole tragar más de lo que podía.

"La tienes demasiado grande, me ahogo" recuerdo que me susurró en algún momento.
"Me voy a correr pronto, sigue" le respondí yo.

Al instante ya estaba con fuerzas renovadas cuidando con su boca de la polla de su amigo con la esperanzada de su ansiada recompensa en forma de "leche de hetero" como él le llamaba. Yo acompañaba el movimiento de su cabeza agarrándole por la nuca mientras imaginaba que me follaba la boca de Sara. El primer chorro no tardó en aparecer entrándole directo a la tráquea, el resto se lo descargó él solito en la boca y sus labios sin dejar de pajearme.

La cruda verdad es que me dejó seco, chorro a chorro vacié mis huevos en su boca haciendo que una gruesa línea blanca chorreara por su labio inferior. Se lo tragó todo y dedicó los siguientes minutos en limpiar con su lengua cualquier resto de semen que hubiera en mi polla, acto seguido sacó unas toallitas húmedas del cajón y delicadamente me limpió de sus babas mi ya morcillona polla. Estuvimos mucho rato en silencio, pero no era incómodo si no todo lo contrario.  Seguimos jugando al Gta un par de horas más, yo me sentía totalmente relajado al igual que él. Al despedirnos quedamos para repetir otro día.

Pero los días pasaron y yo me sentía mal, había engañado a mi novia con mi mejor amigo... Pablo quiso quedar conmigo pero yo le daba largas hasta que dejó de insistir. Pero un día todo cambió, había tenido una larga sesión de sexo con Sara pero totalmente incompleta. Después de correrme en la boca de Pablo me era totalmente imposible hacerlo en el coño de Sara y ella no estaba dispuesta a hacerme llegar de forma oral.
 
Discutimos y me fui de su casa. Me encontraba en el coche con la polla dura y con olor a coño de Sara. Agarré el móvil y abrí el chat de Pablo.

"Ey, qué haces?"