5. Leche de hetero

Pablo llegó a mi casa al día siguiente, nos abrazamos de una forma un tanto tensa y nos pusimos al día de nuestras vidas en mi sofá con un porro en mano. 

- Me alegró que me contestaras el mensaje.- me dijo él en un tono más serio

 - No tenía sentido no hacerlo, somos colegas.

 - Como desapareciste después de... bueno, que te he echado de menos.- dijo agachando la cabeza.- A tí y a tu polla.- dijo mirándome tímidamente 

- Pues si la echas de menos tanto ya sabes lo que tienes que hacer...- contesté yo seguro de mi mismo. 

- Pero es que siento que para ti no soy más que un juguete, me encanta comerte la polla y que me obligues a hacerlo como mejor te plazca pero...- me contestó 

- ¿Pero qué?

 - Pero me gustaría que también tuvieras en cuenta mis necesidades... 

- Quieres que te folle el culo, ¿no?

 - Es lo justo.- dijo él volviendo a bajar la mirada 

- Pónmela dura y me lo pienso.- dije yo bajándome los pantalones

 Él me miró dubitativo unos segundos a los ojos hasta que bajó la mirada hacia mi polla que descansaba tranquila. Su cara cambió de la duda a la esperanza mientras se colocaba en posición para acercar aquellos gorditos labios a mi creciente pene. 

- Buena chica.- le premié you apoyando suavemente mi mano en su nuca.

 Él me miró un tanto molesto por el comentario pero al instante ya estaba besándola lentamente con sus labios entre los cuales mi polla fue alcanzando su máxima envergadura, entre los efectos de la marihuana y la sensación placentera en mis bajos yo me relajé triunfante cerrando los ojos mientras intentaba elegir en qué famosa pensar mientras me la chupara.

 La elegida fue Aitana y con su imágen en la cabeza no me costó venirme arriba, Pablo engullía a duras penas todo lo que podía de mi polla sabiendo que si no lo conseguía por si mismo yo mismo me ocuparía de hacerlo. Y tenía toda la razón. 

Mi agarre en su cabeza se intensificó obligándole cada vez más a ir más profundo, notaba mi polla llenar absolutamente su garganta sin conseguir entrar toda. En mi cabeza Aitana me miraba extasiada mientras me follaba su boca, en la vida real Pablo se dejaba follar la suya más allá de sus posibilidades. 

- ¿No puedes con toda?- me cachondeé yo antes de empujar más fuerte Tras atragantarse de más en varias ocasiones se negó a continuar. 

- Te toca follarme el culo.- dijo él tras recuperarse 

- ¿Ya?- pregunté nervioso notando como mi erecta polla latía impaciente

- Sí,o me follas el culo o me voy y te dejo con ese calentón.- contestó Pablo empoderándose

 Yo me quedé unos segundos callado aguantándole la mirada antes de dar dos palmas.

 -¿ Me has llamado, amo?- dijo Mario apareciendo por la puerta.

 Le hice una señal con la mano mientras disfrutaba de la atónita cara de Pablo. Mario se arrodilló delante de su amo y continuó el trabajo por donde Pablo lo había dejado, a los pocos segundos ya tenía toda mi polla dentro de su garganta campando a sus anchas.

- Puedes unirte o marcharte, tu decides.- dije yo antes de recuperar a Aitana en mi mente

 Pasaron bastantes segundos en los que Mario no había necesitado ningún descanso en su trabajo hasta que escuché la voz de Pablo.

- Está bien.

 Yo aparté la cara de Mario y me incorporé para coger el porro de la mesa antes de volver a desparramarme sobre mi trono. 

- Compartidla como buenos hermanos.- sentencié 

Tras una profunda calada incluí a Úrsula Corberó en la escena de mi mente mientras notaba las bocas de mis dos esclavos cuidar de mi nardo. Les costó un rato pero al final consiguiero coordinarse par tener constantemente mi polla húmeda y caliente. Pasado un rato Pablo se centró en mis huevos por lo que Mario aprovechó para darse un festín y engullir mi polla en su totalidad.

 Pese a que tenía los ojos cerrados sabía perfectamente que a Pablo le jodería ver que Mario sí podía hacer lo que él no y yo tenía previsto aprovecharme de ello. Dejé el porro en la mesa de nuevo antes de ponerme de pie e indiciarles que se arrodillaran delante de mi.

Agarrando sus nucas una con cada mano hice un sandwich con sus labios y mi polla utilizando sus cabezas de aquela forma para hacerme una paja, la imágen de mi cabeza era absolutamente espectacular por lo que yo cada vez estaba más cachondo, aún así quería explotar la rivalidad entre mis chupapollas.

- Juguemos a un juego,- dije sin dejar de mover sus cabezas.- Los dos tendréis dos minutos para chupármela en solitario. El que mejor lo haga tendrá premio.- dije liberándoles las cabezas.- Mario empiezas tú. 

Los cinco minutos de Mario fueron una auténtica lección de técnica oral engullendo metódicamente toda mi polla de manera magistral. Parecía magia como hacía despertar mi voluptuoso mástil dentro de su cabeza aparentemente sin esfuerzo yo mantenía mis manos en las caderas para ser lo más imparcial posible. 

Pablo esperó su turno viendo que su rival se lo estaba poniendo jodidamente difícil, y cuando le tocó empezó un tanto dubitativo pero rápidamente recordó su secreto. Notaba sus labios gorditos frotándose por toda la longitud de mi lubricada polla mientras su mano me pajeaba, era una sensación que realmente me encendía y él lo sabía perfectamente.

 Pasados un par de minutos en los que ya me tenía totalmente a punto me agarró la parte trasera de mis piernas con las dos manos e inicio sus intentos de igualar a Mario.

 La boca de Pablo era mucho más prieta y notaba mucho más la resisténcia de su húmeda garganta comparado con Mario, eso hacía que fuera casi más placentero pese a que parecía que iba a ser imposible que pudiera con toda. De todas formas Pablo parecía totalmente decidido a conseguirlo.

 Estocada tras estocada fue hundiéndose mi polla cada vez más profundo con el convencimiento de un personaje de anime hasta que llego a tocar con su nariz en mi abdomen, técnicamente no lo había conseguido pero Pablo se mantuvo totalmente asfixiado mirándome con ojos llorosos haciéndome ver que realmente necesitaba ganar. 

- Tiempo.- dijo Mario un tanto molesto demostrando tener sentimientos por primera vez 

 Pablo se la sacó lentamente de la garganta sin dejar de mirarme ni un segundo hasta quedarse esperando obedientemente mi veredicto junto a mi otro chupapollas. 

- Gírate, te voy a dar por culo.- dije colocando mi mano solemnemente encima de la cabeza del ganador. 

 La cara de Pablo se encendió al instante al notar el peso de mi mano en su cabeza, lo pude ver los escasos instantes que tardó en bajarse los pantalones y ofrecerme su culo apoyándose en el sofá. 

- Mario ábreselo bien y procura que esté bien lubricado.- dije yo intentando no perder la imágen de Aitana en mi mente.

 Mi chupapollas calvo obedeció abriendo las nalgas de Pablo y soltando una carga de saliva en su abierto ano mientras yo me acercaba amenazante al puesto de mandos. 

Agarré la cabeza de Mario y la apoyé encima del culo de Pablo para asegurarme tener dos agujeros tan diferentes a mi disposición. Iba intercambiando de uno a otro aprovechando la humedad de la garganta de Mario para lubricar más el culo de mi amigo que disfrutaba con la cabeza aplastada contra el sofá.

En mi mente Úrsula era quien se dedicaba del trabajo oral mientras era el culo de Aitana el que me estaba follando. Aquello me llevó a centrar mi atención cada vez más en ésta última violando el ano de Pablo en el camino. 

Mi mano izquierda agarraba su nalgas mientras la derecha mantenía la cabeza de Mario aplastada en la espalda de su compañero recibiendo estóicamente la violencia de mis embestidas. 

Estaba a punto y llegué por todo lo alto, acerqué la boca de mi chupapollas calvo al ano de su compañero y me masturbé escuétamente restregando mi capullo en aquellos dos agujeros a la vez antes de soltar chorro tras chorro de mis espesa carga repartida justamente entre los dos. 

Me vacié por completo antes de desplomarme en el sofá durante unos instantes. Mario se arrodilló con parte de su cara llena de mi semen esperando instrucciones mientras Pablo se habia quedado quieto y extasiado. 

 - Limpiad todo esto y largáos. - dije yo tumbándome por completo dispuesto a echarme una merecida siesta.

 Ellos obedecieron y lo dejaron todo igual que antes antes de disponerse a salir por la puerta. 

- Estad atentos a vuestros teléfonos.- grité yo 

- Sí amo.- esuché decir a Mario 

- ¿Pablo?- pregunté tras un par de segundos de silecio tenso 

- Sí amo.- escuché decir a mi amigo 

- Buena chica.