6. Leche de hetero

Pasó un tiempo hasta que volví a necesitar los servicios de mis comepollas particulares. Conocí a una chica con la que me entendía a la perfección en la cama, no era nada serio solo sexo, pero me tenía totalmente satisfecho.

Seguí viendo a Pablo com asiduidad ya que era mi amigo pero solo nos veíamos en esa condición. Evidentemente a él no le hacía ni puta gracia mi nueva amiga pero no le quedaba más remedio que aceptarlo.

Mario, en cambio, lo pasó algo peor ya que simplemente dejó de recibir noticias mias. Se intentó poner en contacto conmigo varias veces pero solo recibía silencio como respuesta.

Todo eso cambió un día cualquiera y por total casualidad.

Había quedado con mi amiga para ir a tomar algo a una cafetería cercana a su casa antes de subir para realizar las mayores guarradas imaginables cuando casi me da un vuelco el corazón.

El camarero que se acercó a tomarnos nota bo era otro que el mismísimo Mario, con su cabeza calva y su enorme boca de chupapollas experto. Él apenas reaccionó al verme demostrándome lo buen esclavo que seguía siendo, se limitó a tomarnos nota de forma profesional y ya está.

Yo en cambio empecé a sentirme nervioso, por la posibilidad de que mi amiga se enterara de algo y por una creciente necesidad de abusar de la boca de Mario una vez más.

Y una vez más una mujer volvió a dejarme caliente y con los huevos llenos. Resultó que a mi amiga le surgió un imprevisto importante y se tuvo que marchar después de pedirme perdón y agendar una nueva quedada para otro día.

Así que allí estaba yo, solo y con la polla dura con un esclavo a mi alcance. Saqué de mi mente aquellos pensamientos que, en aquella época, me parecían malignos y pedí la cuenta para salir de allí.

Mario me trajo lo que yo creía que era la cuenta, pero al analizarlo mejor me di cuenta que era un escueto texto.

" No le puedo cobrar a mi amo, su obediente servidor se ha hecho cargo. Eso sí, acepto propinas lácteas que puede usted insertar en el agujero que prefiera. En caso afirmativo vaya al servicio y espéreme allí, en caso negativo... Gracias por dejarme verle de nuevo, siempre a su servicio."

Me quedé releyendo la nota mientras una batalla se libraba dentro de mi , la cual ganó mi creciente polla que tomó el control a la fuerza de mi voluntad.

El lavabo de aquella cafetería era sorprendentemente grande con dos compartimentos privados con cerrojo. Entré en uno de ellos y me limité a esperar, estaba totalmente duro sabiendo lo que estaba apunto de pasar.

No tuve que esperar mucho, a los pocos segundos escuché qlguien entrar al lavabo y picar suavemente en la puerta de mi compartimento.

- Ocupado.- dije yo
-Lo sé, amo.

Abrí inmediatamente dejando entrar a Mario que en aquel pequeño espacio. Él me miró con verdadera felicidad en sus ojos, yo me limité a agarrar fuertemente su nuca y empujarlo bruscamente contra el retrete haciendo que se sentara en él. Quedaba a la altura exacta de mi paquete, le hice un gesto para que liberara a la bestia.

Nunca he visto a nadie sacar una polla de los pantalones tan rápido como lo hizo Mario, se quedó embobado admirando mi amenazante mástil cruzándole la cara 

Instintivamente le escupí en la cara y empecé a restregarsela por las mejillas, nariz y boca. Mi comepollas más sumiso disfrutaba mientras se dejaba hacer. 

Le abofeteé la cara a modo de premio antes de irrumpir en su boca sin compasión.

- Cómetela entera putita.- dije yo cerrando los ojos para cambiar su cara por la de mi amiga en su mente.

Mario me regaló una de las mejores mamadas que me han hecho jamás, primero lento y acelerando progresivamente el ritmo hasta llevarme al límite. No me quería correr tan rápido así que volví a abofetearle la cara para que parara y le agarré la cabeza con mis dos manos para llevar yo el ritmo.

Hacía que mi dura polla recorriera, en toda su longitud, el camino entre sus labios y lo más profundo de su garganta lentamente disfrutando de cada milímetro de la boca de mi sumiso. Me recreaba cuando la engullía entera ya que me volvía loco notar los espasmos de su garganta por mi polla.

En uno de esos momentos alguien entró al lavabo mientras a mi me daba un principio ee infarto, le solté la cabeza instintivamente indicándole que estuviera en silencio. Mario obedeció manteniendo todo mi pollón en su garganta, las lágrimas causadas por su atragantamiento resbalaban por las mejillas mientras escuchaba al inoportuno intruso lavarse las manos.

Saqué lentamente mi polla de dentro de la cabeza de Mario intentando hacer el m nor ruido posible y se la coloqué en mis huevos para que los lamiera mientras yo me pajeaba amparado por el ruido del grifo.

Toda aquella situación era jodidamente excitante por lo que no tardé en llegar al clímax, me aseguré de haber metido mi manguera dentro de su boca antes de que empezara a soltar todo el veneno. 

Inyecté en su cabeza chorro tras chorro de mi espesa propina mientras el hijo de puta del intruso seguía al otro lado de la puerta absolutamente ajeno a lo que estaba pasando.

La puerta del lavabo sonó indicándome que nos habíamos quedado solos de nuevo mientras la última gota de mi leche era tragada por mi agradecido esclavo.

Le agarré violentamente por las mejillas antes de escupirle de nuevo en la boca y empotrarle la cabeza contra el wc. Su mejilla se restregaba contra la sucia taza, mi morcillona polla reposaba sobre su cabeza sin pelo soltando los restos de los fluidos que el muy puta me había sacado.

En aquella humillante postura le hice una foto y sin previo aviso ni contexto se la envié a Pablo.

Al instante su estado en WhatsApp pasó a "En linea". 

Y a los pocos segundos cambió a "Escribiendo"